No hay partido tranquilo en el Madrid post- doblete, que lo mismo que decir el Madrid post-Kroos. El equipo de Carlo Ancelotti sigue sin encontrarse sin importar el rival de la competición y cada contienda es como ir al dentista. El desacomplejado Stuttgart salió al Bernabéu con ganas de mambo y dominó con autoridad los primeros 25 minutos. En el Madrid, lo mismo desde que empezó la temporada: desorden, desequilibrio y una presión deslavazada que es una bicoca para cualquier equipo que no se aturulle con el balón. El Madrid empezó descompuesto y con Courtois evitando varios goles mientras el runrún crecía en la grada. Carvajal, un seguro de vida juegue donde juegue, empezó de central por la suplencia de Militao, lo que obligó a Ancelotti a ubicar a Lucas Vázquez. El plan salió regular porque el gallego sufrió lo indecible para cerrar su banda y en ataque nunca fue un socio para Rodrygo, el más clarividente del trío ofensivo. Entre el de Sao Paulo y Bellingham llevaron el peso ofensivo, con Vinicius y Mbappé enseñando los dientes. Ancelotti detectó el problema en el descanso y optó por lo normal. Quitar a Lucas, meter a Militao y pasar a Carvajal a la banda. El cambio surtió efecto de inmediato, pues Mbappé marcó su primer gol en Champions a los pocos segundos de la reanudación a pase de Rodrygo. A partir del 1-0 llegaron los mejores minutos del Madrid, con Mbappé y Vini sintonizando mejor que nunca hasta ahora. El francés tuvo un mano a mano muy claro y el brasileño estrelló un balón en el travesaño. Hasta ahí duro el arreón blanco. El Stuttgart volvió a coger las riendas del partido y encadenó una serie de oportunidades clarísimas de gol mientras el Madrid esperaba el contragolpe matador. Tanto fue el cántaro a la fuente que el Stuttgart encontró lo que merecía: el ansiado tanto. En el minuto 68, Undav castigó el enésimo desajuste blanco en un saque de esquina y vuelta a empezar. Lee también El 1×1 del Real Madrid ante el Stuttgart Manuel Bruña Con Bellingham desfondado, Ancelotti introdujo a Endrick. El brasileño demostró ser pura vitamina para un Madrid cada vez más agotado. Instalado en la derecha, el joven brasileño dio aire al Madrid descargando, ofreciéndose en largo y en corto. Gracias a su empuje, en parte, el cuadro de Ancelotti logró ponerse de nuevo en ventaja con un cabezazo de Rüdigier. Endrick no se conformó: puso a Vinicius mano a mano con el meta alemán con un pase magistral de exterior y, en la última jugada, pasó olímpicamente de su compatriota y de Mbappé para jugarse un disparo marca de la casa y cerrar la contienda. El ex del Palmeiras debutó con gol en Liga y se estrenó en la Champions con otro tanto. Poco a poco y sin hacer el ruido, está haciéndose un lugar en el Madrid de Vini, Mbappé, Bellingham y Rodrygo.