Más equipos, más partidos, diferente formato. Da igual. La Champions no ha dejado -puede que nunca lo haga- de jugarse en el Santiago Bernabéu y, por lo tanto, hay cosas que siguen igual. Una de ellas son las victorias del Real Madrid como local ante equipos que merecen mucho más y que terminan claudicando por los innumerables motivos que allí se dan. Normales o paranormales. Esta vez le tocó a los alemanes del Stuttgart, a los que para nada les pesó el escenario de primeras y bien pudieron hacer un estropicio en La Castellana. Pero estaba Courtois, portero con alma de salvavidas, que detuvo todos los cañonazos que amenazaron su portería para evitarlo. Hasta siete veces intervino el belga que como su nivel no depende de las tácticas, brilla. Porque el Real Madrid, todo sea dicho, sigue sin carburar. El marcador puede engañar pero el césped no. Todo lo que asusta con nombres, lo emborrona con un juego que, si bien mejoró en la segunda mitad, sigue echando mucho de menos a cierto jugador. Ese que sin nombrarle, sin verle jugar, sin que esté presente, se le imagina. Uno que fue muy bueno y que ahora que ya no está resulta que es todavía mejor. Y que, evidentemente, se llama Toni y se apellida Kroos. Más sobre el Real Madrid Undav silencia al Bernabéu y empata el partido para el Stuttgart Mario Calderón ¡El Madrid tarda 20 segundos en adelantarse tras el descanso! Mario Calderón Sin el alemán sobre el campo, el Real Madrid es un equipo al que le faltan ideas arriba y orden abajo. Se parte cuando hace presión al rival y se deshace cuando es él quien la sufre. Son ya siete partidos oficiales esta temporada y muchos más agujeros que tapar por parte de Ancelotti. Porque no está dando la tecla el italiano y de momento el marcador le salva pero el día que en lugar del Stuttgart venga un equipo grande, uno más hecho y con mejores botas, habrá que ver como funciona este equipo. Solo hay una cosa clara para ese entonces: si se juega en el Bernabéu, empezará ganando y será casi imposible vencerlo.